¿Sabían que nuestro estado de ánimo puede verse influenciado por la ropa que llevemos, por el color del cuarto en el que estemos o incluso, por los alimentos que ingerimos?
Sus colores tienen mucho que decir en nuestra vida cotidiana y cada vez son más las personas que lo tienen en cuenta, que conjuntan los colores de las prendas a la hora de vestirse, que eligen cuidadosamente el color de su dormitorio y que aprecian el festín de colores a la hora de comer.
Saber utilizar los colores puede resultar muy beneficio para incentivar según que experiencias. Puede que sea algo meramente psicológico, pero lo cierto es que nuestra relación con los colores también tiene su herencia cultural y su presencia social. Hablamos, en efecto, del dichoso rosas para las niñas y del azules destinado a niños. Pero también de una explicación histórica al estímulo cromático: el amarillo, como decíamos, es estimulante. Pero lo es porque está relacionado con el amanecer, antiguo despertador y hora de ponerse manos a la obra.
Un reportaje de Manuel Cabrera.
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