En esta nave industrial de Pinto huele intensamente a tinta. No es casualidad, se trata de la imprenta en la que se está preparando la pancarta de cabecera de la huelga del 14 de noviembre. Sobre la mesa de trabajo hay otras más pequeñas, esas que vemos colgadas en los puentes y en las sedes de los sindicatos. Son de rafia, para ser ligeras y soportar mejor las embestidas del viento. Tanto éstas como la más grande, hecha de lona, son bien conocidas por Esteban Carrasco, el jefe impresor; que comparte los motivos de la huelga.
Cada una de las pancartas pequeñas tiene un coste de 12 euros, mientras que la más grande, con 12 metros y recién salida del plotter, se eleva hasta los 240.
Los sindicatos también destacan el carácter transnacional del paro y han querido que su eslogan (Nos dejan sin futuro) sea bien visible, como describen Nuria Manzano y Manuel Albano, de UGT y CCOO.
Carrasco, como todos le llaman en su imprenta, tiene mucha experiencia en esto de hacer pancartas. Asegura que ya colaboró en la confección de los mensajes contra la guerra de Irak o el famoso “Nunca máis” del Prestige, y en los 70 colocaba carteles políticos clandestinos.
Carrasco ha cumplido con su parte. Ahora el éxito de la manifestación tras la huelga del 14 de noviembre dependerá de la cantidad de personas que se sitúen tras su pancarta.
Comentarios