Tras 33 años juntos la pareja se estaba separando y el hombre tenía una orden de alejamiento. En el juicio, el acusado ha asegurado que únicamente quería arreglar las cosas. Con ello ha tratado de justificar que el 7 de marzo de 2011 acudió a la casa de su todavía mujer, con la que tenía dos hijos. A las 7 y media de la mañana del citado día, asegura que llegó a la vivienda sin ningún arma y dice que actuó en defensa propia. Ha insistido en su declaración en que su ex pareja le golpeó con un candado al tiempo que le amenazaba con un cuchillo. Según su versión, el únicamente se defendió. El fiscal le acusa de delitos de asesinato y quebrantamiento de medida cautelar y que pague 120.000 euros a cada hijo. La acusación particular eleva la pena a 25 años, mientras que la defensa pide que se le condene por un delito de homicidio.
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