Hubo quien durante años creyó que el rojo le sentaba mejor, le favorecía más, los mismos que tras el 22-M han creído que había llegado el momento de hacer un cambio en el fondo de armario, pasar del rojo al azul en la creencia de que el nuevo color les iba a situar en la vanguardia de la moda. Los hay, menos pero sin duda más de los que se preveía, que renunciaron al rojo y al azul para vestirse de magenta o incluso aquellos que, fieles a sus gustos, han preferido conservar el rojo. En todo caso, notas de color en una temporada primavera-verano de 4 años en la que la pasarela municipal y autonómica vestirá, sobre todo, de azul.
Ese es el traje, el tejido que nos ha dejado el 22-M. Una Comunidad de Madrid dominada por el Partido Popular, vencedor indiscutible de las pasadas elecciones aunque con algún matiz que conviene hacer para que el análisis sea lo más ajustado a la realidad. El PP ha ganado con autoridad pero con desgaste. Los populares han reforzado su poder municipal y autonómico en parte por méritos propios pero sobre todo por demérito de su gran rival, el PSM. No se trata tanto de que Aguirre, Gallardón y los suyos hayan ganado las elecciones, que lo han hecho, como que el socialismo las ha perdido con un resultado histórico por lo desastroso. En este análisis conviene no olvidar que Gallardón se ha dejado en el camino 120.000 votos, que Aguirre ha revalidado la mayoría absoluta con unos 40.000 votos menos que en las elecciones del 2007. Conviene, por tanto, no olvidar que el PP también ha padecido cierto castigo, también ha provocado cierta desmovilización de sus votantes, también ha visto como miles de personas cuestionaban en las urnas su gestión.
Pero, sin duda, quien más ha padecido el juicio del votante ha sido el PSM. Y el ciudadano ha sido implacable, en masa ha condenado al socialismo madrileño a la humillación del procesado en plaza pública. Hace ya unos cuantos años escuché a alguien que sostenía que los votos no se explican, sólo se cuentan. De vez en cuando, convienen las explicaciones. Y el PSM las busca. La conclusión es muy simple, en estas elecciones se han desangrado por la herida abierta por Zapatero que ellos no han sabido cicatrizar. Así que la culpa, la responsabilidad es compartida. En el desastre, Tomás Gómez ha encontrado su propia clausula de salvaguarda. La derrota es común, compartida por quienes apoyaron a su secretario general y por quienes se opusieron a su empeño por querer ser el candidato. ¿Quién y con qué autoridad va a levantar hoy la voz contra Tomás Gómez? Nadie, al menos de momento. Así que el secretario general del PSM seguirá en el cargo aunque deberá medir mucho sus próximos pasos. Deberá acertar en su apuesta por uno de los candidatos en las primarias del PSOE. Si decide arrimarse a la candidatura perdedora, sea cual sea, habrá quien ya no le perdone una segunda derrota. Y el socialismo madrileño volverá a empezar, se repetirá la historia en esta nueva temporada vestida de azul.
Pedro Blanco, director de Contenidos Cadena SER Madrid
Comentarios
lober dice:
El problema no es que la gente cambie de color en su chaqueta, la pena es que muchos que conservan la ropa interior de color rojo no se den cuenta que vistiendo exteriormente de azul, magenta o verde mas pronto que tarde se encontrarán extraños y ridículos y las tiendas solo abren cada cuatro años
jueves, 26 de mayo de 2011 a las 09:19