Aunque este año aseguran que la crisis ha reducido el trasiego de veraneantes, la Dirección General de Protección Civil estima que durante los meses del estío el total de personas que pararán en el área de servicio de Horcajo de la Sierra será de tres millones, es decir, casi un millón de vehículos. La mayoría la conforman ciudadanos magrebíes de toda Europa que han abandonado su país y se dirigen hacia el Estrecho de Gibraltar para regresar a casa por vacaciones o porque no encontraron el trabajo prometido al este lado. El motivo de elegir este punto de encuentro: hacer un alto en el camino y visitar la mezquita de este pueblo de la zona norte de la Comunidad de Madrid, cuyas instalaciones abren desde las cinco de la mañana hasta la una de la madrugada.
En este sentido, la pequeña mezquita de Horcajo de la Sierra cuenta con una normativa estricta: hay que acceder descalzo y portar la propia alfombra para orar en este remanso de paz y espiritualidad situado en el kilómetro 83 de la carretera de Burgos, la Nacional 1. Allí, además, existe un espacio diseñado para los ciudadanos magrebíes con servicios de información sobre los horarios de los ferrys para cruzar el Estrecho, vigilancia, duchas, un bar o modestos puestos de venta, por ejemplo, de miel española. Horcajo de la Sierra se ha convertido, así, en una parada obligatoria para la oración que también denota, por la calidad de los coches que llegan, el país de origen de los viajeros. Un escaparate desconocido para muchos vecinos de la región y una peregrinación a medio camino que empieza a llamar la atención de toda Europa.
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