La redacción del protocolo se ha realizado en dos años de trabajo y en el proceso han intervenido diferentes secciones como la Unidad de Igualdad, el Comité de Seguridad y Salud, el Defensor del Universitario, el Servicio de Salud Laboral y Prevención de Riesgos Laborales, y las organizaciones sindicales. Se trata de un instrumento clave en la defensa integral de las personas que prestan sus servicios en la universidad con vocación y carácter de ser un medio para la prevención de situaciones que han de ser erradicadas.
En definitiva, se trata de un elemento más para fomentar la educación y la difusión de información en materia de seguridad y salud laboral, y de respeto a la igualdad de trato entre mujeres y hombres en el ámbito profesional. La universidad ha comenzado a trabajar en un protocolo similar dirigido hacia los estudiantes.
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