Todo ocurrió al inicio del curso 2006-2007. El niño, según muestran los informes médicos, sufrió un cambio en su estado de ánimo, cuadros de ansiedad y necesitó acudir al psicólogo. El motivo: un grupo de compañeros le insultaba y humillaba durante los recreos de forma reiterada. También existen partes de lesiones que prueban los golpes que recibía. El menor no quería ir a clase y le cambió el humor, pero nunca llegó a contar lo que sucedía a sus padres. Estos lo descubrieron por las sospechas que tenían y porque hablaba de sueños sobre ello. Al parecer, la madre se reunió con la directora, envío un escrito a lo Consejería de Educación, y llamó a numerosas puertas para que cesase el problema. Pero la sentencia deja claro que no se hizo nada por parte del centro escolar y finalmente los padres se vieron obligados a trasladarle a otro colegio. Hoy, casi cinco años después, una sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo, contra la que cabe recurso, ha condenado a la Comunidad de Madrid a pagar 18.000 euros de indemnización al menor y probado los hechos.
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