La grave crisis se ha cobrado muchas de sus víctimas laborales en el sector de la construcción y eso se nota cuando hablamos con muchas de las personas que acuden a las oficinas de empleo con la esperanza de que ésta sea la última vez. Situaciones muy apuradas, que hacen a algunos hasta dejan de ver las noticias para no desesperarse más.
Para Manuel, parado de 60 años, “esto no tiene solución”. Asegura que lleva desempleado desde el 94. Entonces trabajaba fabricando lámparas, pero ahora el salario de su mujer es lo que mantiene a la familia. Manuel recuerda que lo peor de todo es el estado de ánimo. “Sientes que eres basura”
Los jóvenes también ven el futuro poco claro, cómo Ángela, que con 29 años lleva tres meses en paro y comprende que haya jóvenes muy preparados, con familias que han apostado por su formación y que ahora se vean obligados a emigrar para encontrar trabajo.
Ante el desempleo muchos intentan reciclarse, pero los cursos que se ofrecen, para algunos no son suficiente, no preparan para encontrar trabajo en un exigente mercado laboral, tal y como nos cuenta Antonio, de 36 años y en paro desde marzo. Él trabajaba en el sector inmobiliario, otro de los más afectados por la crisis.
Los inmigrantes también son una de las partes más débiles de esta crisis. Plácido, nacido en Guinea, lleva 29 años en España y dos años en el paro, después de estar empleado en la construcción. El trabajo de su esposa es el que mantiene a su familia de cuatro hijos. La cosa está difícil, pero nunca pensó en volver a Guinea.
Algunos llegan a la oficina de empleo con la esperanza de encontrar pronto un trabajo. Es el caso de Carmen y Pilar que estrenan su condición de paradas, aunque saben que será difícil.
Estos son algunas de las caras del paro en España. Hay muchas más, cada una con su historia y con la esperanza de encontrar un trabajo que les haga salir del pesimismo y la resignación. Porque, no debemos de olvidar, que detrás de la cifras hay personas.
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