El halcón peregrino, el águila perdicera, el buitre negro o el águila imperial son las especies más destacadas de estas aves rapaces que conforman la biodiversidad de la Comunidad de Madrid. Ahora, como inician las primeras fases de reproducción, los agentes forestales vigilarán y custodiarán con mayor intensidad los nidos. El objetivo: garantizar su seguridad y evitar las amenazas que sufren, sobre todo, en esta época de crianza. Y es que el principal fracaso o problema al respecto depende del factor humano, ya que los casos de expolio o cetrería, así como el uso de pesticidas, venenos, electrocución en tendidos eléctricos y la caza ilegal suponen un riesgo continuo para la fauna silvestre.
La Comunidad de Madrid quiere mantener en perfecto estado el hábitat de estas aves rapaces para que sigan surcando los cielos de la región. No en vano, toda ayuda es bienvenida y en la actualidad existen 35 parejas de águila imperial, ocho más que en 2007 y cifra récord desde hace tres décadas. Asimismo, se cuentan más de 100 parejas del buitre negro, 17 de águilas reales e incluso centenares de cernícalos primilla, resultado de las tareas de seguimiento y recuperación de flora autóctona.
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