El Ayuntamiento de Fuente el San decretó dos días de luto y suspendió el Carnaval. No es para menos, la muerte de Marilyn Wilson dejó a todos con el corazón helado aquella mañana del 7 de marzo, cuando su marido le asestó tres puñaladas cuando ella cruzaba la verja de su casa. Esa misma semana se hubiera celebrado el divorcio pero él se saltó la orden de alejamiento que se interpuso en junio de 2010, cuando Marilyn denunció por amenazas a Vicente, un español de 55 años.
Ella, de 52 años y de origen británico, era conocida por todos los vecinos, no sólo porque llevaba allí viviendo 25 años sino por su educación, corrección y, sobre todo, por ser buena persona. Por eso, aún queda suspendida en el aire una pregunta. ¿Qué falla en la Justicia para que, al final, muera quien denuncia a su agresor? Porque su marido quebrantó la orden de alejamiento en enero. Sin embargo, ni los servicios sociales de Fuente el Saz ni las visitas periódicas de los agentes de la Guardia Civil sirvieron para calificar de alto su riesgo.
Aunque el final fue trágico, recordamos el caso de Marilyn porque fue un ejemplo de valentía, de lucha y de denuncia. Aunque también debe servir para que los organismos e instituciones competentes hagan un ejercicio de reflexión para mejorar la seguridad de las víctimas. Solo así pondremos el punto y final a esta lacra social.
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