Precedidos por la Banda Municipal, el cortejo arrancó con la presencia de dos dragones gigantes que entre nubes de humo se movían entre el público. A continuación, la Cabalgata estuvo protagonizada una veintena de espectaculares carrozas en las que derrocharon alegría, confeti y dos toneladas de caramelos sus integrantes, miembros de AMPAS, asociaciones y colectivos vecinales.
Tras un recorrido por las principales calles de Alcobendas, el cortejo real llegó hasta la Plaza Mayor donde, desde el balcón Consistorial, Sus Majestades de Oriente saludaron a los asistentes. Después volvió a reinar la calma en una ciudad que durmió con la esperanza de abrir sus regalos a la mañana siguiente.
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