Se trata de unos trabajos anuales de gran relevancia sanitaria en el período estival que garantizan la seguridad y la salud de los ciudadanos al controlar el cumplimiento de todas las disposiciones legales, aseguran desde el Ayuntamiento. Un balance positivo debido, en buena parte, a la colaboración e implicación de las comunidades de vecinos. Un total de 42 piscinas necesitaron adoptar actuaciones correctoras para restablecer la calidad legal de sus aguas que, en cuatro de ellas, comprendió la interrupción temporal de su funcionamiento. Eso si, la práctica totalidad de las piscinas de las comunidades de vecinos han mantenido buenas condiciones de salubridad y solo, en un pequeñísimo porcentaje, se han detectado leves incidencias subsanadas tras actuación de los servicios municipales.
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