Esta medida, además de la defensa del monte, persigue una mejora de la biodiversidad, pues se prevé un incremento de las poblaciones de aves insectívoras forestales como carboneros o herrerillos, y otras protegidas como el colirrojo real o el verderón serrano. El objetivo es garantizar la máxima protección para el Parque Nacional, y luchar contra la aparición de plagas en este valioso espacio natural. Así, se va a favorecer el establecimiento de aves insectívoras en aquellas repoblaciones forestales jóvenes donde escasean las cavidades naturales que utilizan como lugar de nidificación, refugio y defensa contra depredadores. La dieta de estas especies de aves se basa principalmente en larvas y adultos de insectos defoliadores y perforadores de pinos, encinas, fresnos chopos, y algunas de ellas depredan especialmente sobre la procesionaria de pino.
La lucha contra las plagas forestales tiene tres objetivos: prevenir la aparición de plagas antes de que sus daños sean visibles, controlar la evolución de las plagas una vez que ésta se haya producido, y dar prioridad al uso social y recreativo del monte, estableciendo máximo control sobre las zonas de mayor uso. La Consejería de Medio Ambiente cuenta con la red de seguimiento de la evolución sanitaria de las masas forestales, que analiza la situación actual y la evolución en el tiempo de las masas forestales de la Comunidad a través de 96 parcelas. El objetivo es determinar, anualmente, el estado sanitario de las formaciones arbóreas, identificar los agentes que causan daños, analizar los datos obtenidos con el objetivo de anticiparse y actuar sobre la masa antes de que aparezca la plaga. Actualmente se está dando el valor más bajo de árboles muertos desde el año 2008. Además, se ha conseguido incremento de la superficie arbolada del 30 por ciento desde el año 2006. 68.000 nuevas hectáreas de masas arboladas.
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