Madonna Louise Verónica Ciccone nació en Míchigan. Ya desde niña le apasionaba la danza, pero su padre le apuntó a clases de piano y tuvo que convecerle para cambiarlas por las de baile. Lo que empezó a hacer tras la muerte de su madre, a consecuencia de un cáncer de mama. Una pérdida que siempre acusó, especialmente cuando su padre se volvió a casar y tuvo dos hijos más. Desde entonces la rebeldía fue su amiga inseparable y, también, la ambición, siempre unidas al trabajo.
Se trasladó a Nueva York gracias a una beca de danza y después entró en un coro hasta que empezó a tocar la batería en un grupo. Fue en 1980 cuando conoció a Steve Bray y se unió a su banda, lo que la convirtió en una habitual de las noches neoyorquinas, donde empezó a llamar la atención por sus atrevidos “looks” con corpiños ajustados, pendientes con crucifijos o rosarios como collares. Hasta que tres años después publicó su primer disco titulado “Madonna”, que marcó el inicio de una carrera de 30 años como cantante, salpidaca con algunos cameos cinematográficos.
La primera película que protagonizó fue “Buscando a Susan desesperamente”, después llegó “¿Quién es esa chica?”. Fueron los años en los que estuvo casa con el actor Sean Pen. Después llegó su mayor éxito “Evita” y “Barridos por la marea” bajo la dirección de su segundo marido Guy Ritchie. Hasta que consigió estrenarse como directora con “Obscenidades y sabiduría”, experiencia que repitió con “We”. Trabajos que han pasado por la cartelera sin pena ni gloria, al contrario de su vida personal, que ha pasado por todos los medios de comunicación por sus sonoros romances con Warren Beatty, Lenny Kravitz, Vanilla Ice o su entrenador Carlos León con quien tuvo a su hija Lourdes María. Después llegó su segundo hijo, Rocco, junto a Guy Ritchie, con quien adoptó un niño y una niña malauí. Recientemente también ha roto la relación con el modelo Jesús Luz, 30 años más joven que ella.
Y es que la polémica siempe va unida a la “ambición rubia”. Por ejemplo, en su última gira “MDNA” de su duodécimo disco ha recibido numerosas críticas e incluso ha sido censurada por vestir como una estudiante de instituto, llorar en el escenario, enseñar un pecho y el trasero, simular masturbarse o aparecer crucificada como el mismísimo Jesucristo. Algo que no es nuevo en Madonna, transgresora desde sus inicios con temas como “Like a virgin”, “Papa don’t preach”, “Open your heart”, “Express yourself” (uno de los vídeos más caros de la historia de la música), “Justify my love” (con escenas explícitas de sexo) o “Like a prayer” (tema con el que tuvo problemas con la iglesia italiana).
Lo que es inegable es la buena forma física de esta artista que se mueve como nadie en el escenario y que ofrece todo un espectáculo en cada concierto. Por algo ha entrado en el libro Guiness con casi 500 millones de discos vendidos, tiene millones de segidores incondicionales por todo el mundo, es la imagen de numerosas firmas y hasta ha lanzado su propia línea de moda. Sin embargo, desde aquí nos quedamos con algunas de sus canciones que marcan un estilo y un tiempo.
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