No hará falta a estas alturas explicar el significado de la palabra “gilipollas”. Un término que muchos quizás utilizamos más de los que se debiera pero que, connotaciones peyorativas al margen, también tiene su historia. Un origen para el que planteamos dos posibilidades.
Por una parte nos encontramos con el término “gili”, probablemente recogido del caló, un idioma derivado del romaní ibérico hablado por gitanos en nuestro país. Su significado al parecer hacía referencia a una persona “tonta”. El resto de la palabra, “pollas”, no hace referencia sino al órgano sexual masculino.
Pero también existe una segunda teoría, cuyo origen se remonta a hace unos siglos en pleno centro de Madrid. Por allí circulaba un hombre de alta alcurnia, don Gil Imón, que se hacía acompañar de sus hijas, o como se decía entonces, sus “pollitas” o “pollas”, como si fueran sus gallinitas. Don Gil quería buscar pareja a sus hijas, pero la poca belleza de éstas lo hacía imposible. Por eso empezó a hacerse famosa la frase “ahí va don Gil y sus pollas”, en referencia a alguien con poco tino. De ahí a la actual palabra sólo va un paso. Sólo queda decir que en el Madrid actual existe una calle dedicada a Gil Imón. Búsquenla…
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